Las historias reales no surgen de la nada.
Vienen de los moretones, de los avances y de lo intermedio.
No puedes escribir la vida si no la vives.
Así que salimos. Nos comprometemos. Nos enamoramos. Nos desenamoramos.
Nos mudamos de estado a estado, llevamos bebés en las caderas y sueños en nuestras espaldas, y seguimos adelante.
Porque de aquí es de donde vienen las historias.
No sólo el tipo de historias que cuentas en un pie de foto o en una clase, sino el que vive en tu piel.
El tipo de sentimiento que sientes cuando tu cuenta bancaria está baja, pero tu fe es alta.
El tipo que se transmite de madre a hija, de tía a sobrina, de alma a alma.
La creatividad no es decoración. Es necesidad.
Como la comida. Como el aliento.
Incluso cuando el mundo dice “nadie está mirando”,
Seguimos pintando, escribiendo, cantando, construimos porque necesitamos expresar lo que llevamos dentro.
Algunos días todo es alegría.
Otros días, todo son lecciones.
Y aún así, vivimos.
Nosotros crecemos.
Nos levantamos como ese árbol en medio de una tormenta, doblado quizás, pero no roto.
Arraigado. Aún alcanzando.
La resiliencia no siempre parece fuerte.
A veces parece cansado.
Parece lágrimas a las 2 de la mañana o peinarse antes de clase o fichar para ir a un trabajo que odias solo para asegurarte de que tus hijos coman mejor que tú.
Parece que no se rendirá.
Ser padre no es poca cosa.
Es levantarse temprano y quedarse despierto hasta tarde.
Es presupuestar sueños y compras de comestibles en un mismo cuaderno.
Es querer más y trabajar para conseguirlo porque tus hijos te están mirando.
¿Y sobrevivir? No es el sueño.
Nuestro objetivo es prosperar.
¿Y sabéis qué más?
Hay poder en alejarse.
De ese trabajo que te falta el respeto.
De ese circulo que te drena.
De cualquier cosa que apague tu brillo.
Porque el crecimiento no siempre espera permiso.
A veces aparece en silencio y dice:
“Es tu turno.”
La gente estará ocupada. Tendrá sus propios planes, su propio camino.
Y a veces, serás el único que vea tu visión.
Pero tienes que sujetarlo fuerte.
Cuídalo.
Dale vida.
Porque nadie puede recorrer tu camino por ti.
Tú eres tu propia confirmación.
Tu propio empujón.
Tu propia misión de rescate.
Y al final lo verás.
¿Todo ese estiramiento?
¿Toda esa arenilla?
Esto no es sólo supervivencia.
Ese es tu devenir.
Historias reales de resiliencia y crecimiento | Camiseta Grounded Focus | Multiusos – IMPROVIBES
https://unitedmasters.com/a/el-departamento-de-artes-resilientes